Salarios e inflación.


¿De qué servirían los buenos augurios pronosticados para la realidad económica Argentina de este año, si el trabajador no recibiera una buena parte de la riqueza producida?
Si los trabajadores llevamos adelante con nuestro esfuerzo el crecimiento económico de nuestro país en cada fábrica, en la oficina o en el lugar en que desarrollamos nuestra tarea ¿Alguien duda sobre lo justo que resultan los aumentos salariales que se consiguieron durante este año?
El movimiento obrero organizado ha encarado las últimas negociaciones salariales con responsabilidad y prudencia; pero sin dar un solo paso atrás en el camino de la recomposición del salario de los trabajadores.
El modelo que defendemos e impulsamos es el del fortalecimiento del mercado interno y el pleno empleo, el cual nos ha permitido mantener el crecimiento económico y la fuente de ocupación en tiempos en los que las economías mundiales concentradas se desmoronan.
Algunos sectores económicamente poderosos pretenden que las conquistas salariales obtenidas por los trabajadores se vean diluidas; entonces, comienzan a instalar - a través de los medios de comunicación hegemónicos- el fantasma de la inflación, intentando que la opinión pública naturalice o simplemente se prepare para una posible remarcación de precios, que transfiera el aumento al valor final de los productos.
Cabe aclarar, que la relación causa – consecuencia que se establece entre salario e inflación, es la invención arbitraria y perversa de aquéllos sectores que no se conforman con ganar mucho más que en épocas anteriores, sino que desean hacerlo con bajo costo de mano de obra, maximizando sus beneficios y avanzando sobre los derechos de los trabajadores.
La arbitrariedad es tal, que grandes opinólogos de las cadenas mediáticas y la oposición conservadora
[1], evitan hablar sobre los períodos de la historia Argentina en los cuales la inflación comía los salarios al tiempo que las negociaciones salariales se encontraban congeladas y la actividad sindical prohibida[2].
Estos grupos monopólicos (de la producción y de la comunicación), que también se benefician con aumento del consumo; lamentablemente tienen la capacidad y la costumbre de remarcar los precios de una forma que no guarda relación con el aumento salarial, presos de una codicia desmedida, enemiga de un proyecto de país socialmente justo.
Desde el movimiento obrero exigimos a los empresarios, patronales, cámaras, etc. que determinen sus políticas de precios con la misma seriedad, responsabilidad y prudencia con la que nosotros hemos participado en cada negociación salarial.
Y a los medios de comunicación.... bueno, tampoco pidamos tanto, dejenlo ahí.
El imberbe. Un blog afiliado a la CGT.




[1] Entre las cosas de las cuales se evita hablar está por ejemplo que el primer reacomodamiento de precios importante al que asistimos en los últimos tiempos se dio mientras las patronales del agro bloqueaban el acceso a la ciudad provocando la suba de precios, el desabastecimiento y el desperdicio de comida.
[2] Durante última dictadura existieron altos niveles de inflación con clausura de actividad sindical y actualización salarial, lo mismo en 1989 y 1990 con la “hiper inflación”.
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